En la mañana del 21 de marzo comenzaron a llegar a la capital las primeras noticias del descalabro de Cancha rayada. Se decía que O'Higgins y San Martín habían muerto en la sorpresa y que los realistas marchaban rápidamente sobre Santiago. Se pensaba sólo en huir a Mendoza como en 1814, llevando los caudales del Estado y las armas que pudieran recogerse. El coronel Luis de
Rodríguez desarrolló entonces una extraordinaria y desorganizada actividad, secundado por sus amigos y parciales. Convencido de la eficiencia de las fuerzas populares, hizo abrir la maestranza y distribuir fusiles y sables a todos los que quisieran tomarlos. Al mismo tiempo, organizó un cuerpo de caballería con el título de Húsares de la muerte, que tuvo por divisa una calavera de paño blanco sobre fondo negro, significando la resolución inquebrantable de vencer o morir. Aunque bien armado, el regimiento carecía de uniformes y de disciplina, lo que unido al hecho de que todos sus oficiales pertenecían al antiguo bando carrerino, determinó después San Martín a negarse a incorporarlo al ejército regular. Por esto no combatió en Maipo.
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