miércoles, 24 de septiembre de 2008

Carrasco y el Cabildo de Santiago

El hombre que acababa de subir al poder carecía en absoluto de condiciones para ello, nacido en las costas de África y hecho desde niño a la ruda vida de campamentos y audaces campañas, para llegar finalmente al grado de brigadier.

Una vez instalado en el gobierno ( sin ninguna experiencia con la vida social de la época), habito en compañía de su secretario, el doctor Rozas, y de una antigua criada negra.
En su calidad de consejero, Rozas lo convenció de dar mayor importancia al cabildo de Santiago. Entonces Carrasco eligió a 12 vecinos respetables para que asistiesen a las deliberaciones del cabildo.

* El cabildo envía un apoderado a la junta de Sevilla

Al poco tiempo, desde Buenos Aires comenzaron a llegar las alarmantes noticias de los recientes sucesos en España, lo que causo en los criollos chilenos el desprecio al rey intruso y de adhesión a Fernando VII.

Ante el envío de emisarios por parte de Napoleón, la junta de Sevilla hizo igual cosa, a fin de obtener en América el reconocimiento de autoridad en nombre de Fernando VII. Los emisarios de la junta fueron recibidos solemnemente por el cabildo, la corporación acordó en seguida reconocer la autoridad de la junta sevillana y enviar a esta un apoderado general.

* El cabildo y las nuevas aspiraciones criollas.

Las contiendas entre autoridades habían sido frecuentes durante la colonia, y una vez más se hacia presente debido a la aspiración de poder de la aristocracia criolla, que quería tener el poder de su propio país.

Más en ese momento la casi totalidad de los criollos resistía la idea de la independencia y la forma republicana del gobierno. Solo se deseaba el gobierno autónomo, sin romper con el rey.

Los desastres de las armas españolas suscitaron en la clase alta el problema de lo que vendría si España se perdiera definitivamente. Frente a él la sociedad se dividió en tres grupos:

- Peninsulares y criollos sinceramente realistas, que creían que al final, España triunfaría. Entre ellos habían oidores, militares y la mayoría del clero.

- Un grupo que llegó a ser numeroso, en el que daban por descontado el triunfo francés, y aspiraban a crear una junta para gobernar en nombre de Fernando VII.

- La gran masa de criollos, que deseaba suplantar el gobierno de españoles; pero sin trastornos y novedades.

* Aislamiento del gobernador carrasco.

La actuación de Carrasco en el asunto de la fragata “Scorpion” lo había hecho odioso y despreciable. Al mismo tiempo el cabildo, que venia actuado como representación del reino, tenia frecuentes encuentros con él.

Además al alejarse rozas de él, quedó bajo la influencia de dos personajes conservadores Judas Tadeo de Reyes y Juan Francisco de Meneses.

A esto le siguieron contrariedades que terminaron por separar al gobernador de la real audiencia y con el cabildo. Luego se produjeron acusaciones por deslealtad a Fernando VII.

Luego de un episodio, donde dos personas fueron procesadas por sostener ideas revolucionarias, donde quedaron en libertad por falta de pruebas, el gobernador Carrasco decidió castigar bajo su voluntad a conspiraciones y la propagación de noticias desfavorables a la causa de España.

Esta violenta medida produjo la reacción de alarma de la aristocracia santiaguina, entonces en la mañana del 11 de julio, la multitud se agrupó en la plaza de armas, pero Carrasco no estaba dispuesto a renunciar de sus medidas.

Esta energía del gobernador hizo subir aún más la irritación de sus enemigos.

*La renuncia forzada de Carrasco.

De este estado de ánimo de la población, se aprovecharon unos cuantos miembros del cabildo para intentar un cambio de gobierno. Sus planes eran marchar a santiago. Más sabedora de esto la Real audiencia, trato de evitar cualquier derramamiento de sangre y también la constitución de una junta de gobierno, como lo deseaba la mayoría del cabildo. Por esto, propuso a los cabildantes pedir la renuncia de Carrasco, y en su lugar poner al militar de más alta gradación. La designación podía recaer en los brigadieres, don Mateo de Toro y Zambrano o don Luís de Alva; ambos antiguos inclinados a mantener el antiguo régimen. Tales consideraciones eran, según el oculto sentir de los oidores, una garantía para poder interceder en el cabildo.

El 16 de julio, la real audiencia obtenía la renuncia de Carrasco, y allí mismo se entregó el bastón de mando al conde de la conquista.

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