miércoles, 24 de septiembre de 2008

Campañas de la Patria Vieja

Desde la llegada de Antonio Pareja a Chile, los realistas vieron la posibilidad de retomar el poder, es por ello que se reunieron sus fuerzas llegando a concentrar un ejercito de 5000 soldados aproximadamente con los que luego hizo frente a los patriotas en una serie de contiendas bélicas que se producen en este período de la Patria Vieja.

A continuación se entrega una síntesis de las campañas desarrolladas en esta etapa histórica, inicio de la independencia chilena, que comienza con el enfrentamiento en Yerbas Buenas el 26 de abril de 1813.


SORPRESA DE YERBAS BUENAS.

(16 DE ABRIL DE 1813)


El año 1813, el virrey del Perú, Fernando de Abascal se decidió a actuar con energía en contra del gobierno que en Chile había impuesto Carrera. Para ello envió al brigadier Antonio Pareja, que logró apoderarse de Concepción y formar un ejército de alrededor de cuatro mil hombres.

Contando, además, con un considerable reserva de armamento, marchó hacia el norte, se apoderó de Chillán y aumentó sus ejércitos a seis mil soldados. Al frente de ellos avanzó en demanda de la capital. En Santiago hubo cambios de gobierno como consecuencia de estos hechos. Una Junta formada por José Miguel Infante, Agustín Eyzaguirre y Francisco Antonio Pérez tomó el pode y designó general en jefe a José Miguel Carrera con la misión de defender la línea del Maule. Con febril actividad. Carrera procuró suplir la imprevisión en la defensa del país.

Reunió en Talca, con la ayuda del irlandés Juan Mackenna, un ejército de unos cuatro mil hombres. Con ellos pensaba defender el paso del Maule, no obstante la impericia de sus soldado. Mientras tanto el ejército de Pareja estaba acampado en el pueblito de Yerbas Buenas, ubicado a 12 kilómetros al norte de Linares. Un grupo de seiscientos jinetes patriotas, que habían sido enviados por Carrera al mando del coronel Juan de Dios Puga a espiar los movimientos del enemigo, cuyas fogatas podían verse desde el campamento patriota, cayó sin proponérselo en medio del ejército realista, provocando una gran confusión en los hombres de Pareja. Se peleó en medio de la oscuridad a tontas y a locas.

Hubo encarnizamiento por ambos lados, lo que condujo a sangrientos encuentros, que sólo terminaron al amanecer del día 27. Con las luces del día, los patriotas, comprendieron la aplastante superioridad del enemigo, se retiraron en loca carrera hacia la rivera norte del Maule, camino de Santiago. Perdieron alrededor de doscientos hombres, entre muertos y prisioneros. Aunque la llamada sorpresa de Yerbas Buenas fue considerada por los jefes patriotas como un descalabro para su causa, tuvo la virtud de desmoralizar a los realistas y obligar a Pareja a ordenar la retirada hacia el sur. Se encerró en Chillán, donde una grave enfermedad terminó con él. Gracias en parte a esta sorpresa la capital se había salvado de la invasión realista.-


COMBATE DE SAN CARLOS



Fue éste un confuso encuentro entre las fuerzas patriotas que comandaba José Miguel Carrera y las avanzadas del ejército realista al mando del coronel Juan Francisco Sánchez. En circunstancias que el ejército realista iniciaba su retirada a Chillán en malas condiciones. Carrera decidió atacarlo en San Carlos. Pero, su orden mal realizada, ya que sus hombres atacaron a la bayoneta, provocó la reacción de los realistas que los recibieron con nutrida descargas de su artillería.

La inesperada y enérgica respuesta de los realistas provocó la inmediata confusión y fuga de los patriotas, que se dispersaron en tropel.


COMBATE SE MAIPÓN

(3 DE AGOSTO DE 1813)


El 3 de agosto de 1813 las fuerzas patriotas, al mando de José Miguel Carrera se enfrentaron con el ejército español comandado por el coronel Juan Francisco Sánchez en Chillán. El combate se desarrolló en unas lomas a orillas del estero Maipón, lugar donde el coronel Juan Mackenna había instalado cuatro cañones, Carrera intentó conseguir la rendición del enemigo; pero éste ocupaba el claustro de San Francisco de Chillán y se sentía seguro. El 29 de julio los patriotas dispararon sus armas sin impresionar a los españoles, O’Higgins y Benavente avanzaron con 380 hombres por la noche sin lograr amedrentar al enemigo. Se preparó entonces un asalto nocturno en masa. Mackenna trasladó sus cañones al otro lado del estero Maipón.

Spano avanzó sobre la ciudad con el ejército patriota que se dispersó en grupos. Sánchez, que dominaba con sus hombres el radio urbano, comenzó una metódica cacería de patriotas. Los demás huyeron. Las balas realistas provocaron incendios en los polvorines patriotas. En medio de la confusión, O"Higgins con una parte del ejército seguía peleando, pero el combate terminó al hacerse la noche, en forma desastrosa para la causa patriota, que perdió en esta jornada más de doscientos hombres.

SITIO DE CHILLÁN
(3 DE AGOSTO DE 1813)


El sitio que los patriotas hicieron en lo más riguroso del invierno de 1813, fue indudablemente, un error estratégico. La Junta de Gobierno había ordenado que todos los efectivos patriotas concentraran sus esfuerzos sobre la Plaza de Chillán, donde se encontraban las fuerzas realistas mandadas por Juan Francisco Sánchez, a las cuales se habían sumado los guerrilleros de Uldefonso Elorreaga. Lo riguroso del invierno u la abirragada concentración de gente en Chillán, impidió a José Miguel Carrera que comandaba al ejército patriota, efectuar operaciones exitosas.

Se combatió desordenadamente en Maipón con una increíble secuela de atropellos, violaciones y crímenes por parte de ambos bandos. El sitio debió levantarse sin mayores resultados positivos el 10 de agosto del mismo año.


BATALLA DEL ROBLE

(17 DE OCTUBRE DE 1813)


Después de levantar el sitio en la ciudad de Chillán, comenzó la retirada en las tropas patriotas, desmoralizadas y desorganizadas. José Miguel Carrera había dividido a sus hombres en pequeños destacamentos con la idea de ir ocupando distintos lugares para tratar de impedir el desplazamiento del ejército español hacia el norte. Al amanecer del 17 de octubre los destacamentos de O"Higgins y Carrera se vieron de pronto enfrentados con las fuerzas de los coroneles españoles Urrejola y Lantaño. La confusión en las fuerzas patriotas fue indescriptible. Carrera, para salvar su vida, se lanzó a las aguas del río Itata, mientras O"Higgins, conservando calma y serenidad, impartía órdenes a sus tropas para resistir el enemigo. A carga de bayoneta y al grito de "O vivir con honor o morir con gloria!", se lanzó con feroz embestida contra los realistas, poniéndolos en fuga. A pesar de haber recibido un balazo en una pierna, O"Higgins, a la cabeza de sus hombres, persiguió a los atacantes obligándolos a cruzar el Itata en dirección al sur.

La lucha se había desarrollado en la hacienda del El Roble, ubicada en la margen oriental del curso medio del río Itata, a 10 km al sur de la desembocadura del río Ñuble. Desde ese momento, O"Higgins pasó a ser la primera figura en el ejército patriota, eclipsando a Carrera.

Toda esta situación provocó que la Junta de Gobierno procediera a deponer a Carrera como jefe de las fuerzas patriotas, siendo nombrado O"Higgins en su reemplazo como general en jefe del ejército.



TOMA DE TALCA

(4 DE MARZO DE 1814)


Carlos Spano, comandante español de granaderos que luchaba por la causa de la independencia, tenía a su cargo la defensa de Talca con un pequeño ejército patriota de alrededor de 300 hombres. El 3 de marzo debió enviar parte de su contingente en auxilio de O’Higgins. Como consecuencia de ello, Talca quedó casi sin defensa. El jefe realista Ildefonso Elorreaga aprovechó la circunstancia para intentar tomarse la ciudad al frente de 300 soldados. Previamente dirigió un comunicado s Spano, exigiéndole la inmediata rendición. Spano respondió que resistiría.

Mientras tanto solicitó urgente auxilio al comandante Bascuñán que se encontraba junto a O’Higgins secundándolo en sus acciones. Sin esperar respuesta el oficial patriota dispuso sus hombres en la plaza de Talca y se preparó a resistir. El combate se produjo el día 4 entre las nueve de la mañana y las dos de la tarde. Los realistas atacaron sin descanso, en forma implacable. Ubicados en los rejados de las casas vecinas, disparaban a la Plaza y cuadaban vedaderos estragos entre los hombres de Spano. Este peleó bravamente gasta morir en la acción.

Cuando Bascuñan llegó a Talca, la ciudad había caído ya en manos de Eleorraga. La derrota de los patriotas determinará la separación de las fuerzas de O’Higgins de las de Mackenna.


COMBATE DE QUILO
(19 DE MARZO DE 1814)


Las alturas de Quilo se encuentran en la orilla sur del río Itata, poco más debajo de su confluencia con el río Ñuble. Aquí tuvo lugar este encuentro bélico entre las fuerzas de O’Higgins y las del jefe español Galvarino Gaínza. El jefe chileno se dirigía de Concepción a la capital cuando divisó las tropas realistas en los altos de Quilo. De inmediato ordenó el ataque, sin tener mayor información sobre el numero y armamento de sus enemigos: afortunadamente eran inferiores a sus fuerzas y O"Higgins logró obligarles a abandonar el campo.

Los patriotas no siguieron a los que huían y con buen criterio se atrincheraron en Quilo, evitando se sorprendidos por un ejército que unido sería más fuerte.

COMBATE DE MEMBRILLAR
(20 DE MARZO DE 1814)


Las tropas patriotas se habían atrincherado a orillas del río Itata, en el fundo Membrillar al mando del coronel Juan Mackenna. El ejército realista, al mando del brigadier Gabino Gaínza, cayó intespestivamente sobre los patriotas a quienes cercó y puso en un difícil trance. Gaínza pretendía con esta acción impedir que las fuerzas comandadas por Mackenna se reunieran con el ejército al mando de O"Higgins.

El intento de Gaínza terminó en fracaso, siendo rechazado por Mackenna en Membrillar, teniendo además grandes pérdidas.


DESASTRE DE CANCHA RAYADA
(29 DE MARO DE 1814)

La ciudad de Talca había caído en poder de los realistas comandados por Angel Calvo. Los patriotas iniciaron el salto a la ciudad con gran coraje; pero los ejércitos realistas del sur del Maule avanzaron para apoyar a Calvo. Balnco Encalada que giava alos patriotas, ordenó el repliegue, ocupando el lugar llamado Cancha Rayada para enfrentar allí a los españoles. Pero, el ataque realista hizo que muchos patriotas emprendieran la retirada hacia el norte. Blanco Encalada opuso una disminuida resistencia siendo derrotado. Los realistas tomaron cerca de trescientos prisioneros más víveres y pertrechos de guerra.

TRATADO DE LIRCAY
(3 DE MARZO DE 1814)


El año 1814 fue sombrío para la causa de la independencia americana. En efecto, vuelto al trono el rey español Fernando VII, restauró el absolutismo y se empeño en combatir enérgicamente a los "insurrectos" que pretendían dar libertad e independencia a las antiguas posesiones españolas en América. Envió refuerzos y dinero para tal fin. Como lógica consecuencia de los mismos, se sucedieron una serie de derrotas que desmoralizaron a los patriotas. A sí o ocurrieron también e Chile. A la caída de todo el sur en manos de los realistas se sumaban el agotamiento financiero del gobierno y el desaliento producido por la derrota de Cancha Rayada en marzo de 1814.

Afortunadamente para los patriotas los realistas no supieron aprovechar su ventaja debido a las vacilaciones del Brigadier Gabino Gaínza. Se estableció, inactivo, en sus cuarteles de invierno en Talca. Fue en este momento cuando llegó a Chile el comodoro inglés Hillyard para posponer, en nombre del virrey del Perú, una tregua honrosa para ambos bandos. El director Supremo Francisco de la Lastra aceptó tal proposición a fin de ganar tiempo y envió a O"Higgins y a Juan Mackenna instrucciones para tratar con Gaínza a través de la mediación de Hillyard. Las conferencias se celebraron a orillas del río Lircay, cerca de Talca, el 3 de mayo. Asistieron Hillyard, Gaínza, el abogado chileno José Antonio Rodríguez Aldea, asesor de Gaínza, O"Higgins, Mackenna y el abogado Jaime Zudañez, asesor de estos últimos. Después de las largas discusiones se acordó:
1) Que Chile reconocería ser parte integrante de la monarquía española; aceptaba, por lo tanto, como rey a Fernando VII y mientras durase su cautiverio acataba al Consejo de la Regencia de España;
2) se suspendían las hostilidades y se canjeaban los prisioneros;
3) el ejército realista abandonaría el país en el plazo de un mes,
4) mientras se elegían diputados para mandar a las Cortes españolas y éstas decidían, lo que había que hacerse, las autoridades de Chile seguirían en sus puestos. El pacto o tratado de Lircay no fue acatado por ninguno de los dos bandos. Gaínza, una vez en Chillán, sólo pensó, en no darle cumplimiento y en continuar con la lucha. Los patriotas, por su parte, sólo lo habían firmado buscando una tregua que les permitiera rehacerse a la mayor brevedad. Hubo también sectores patriotas, como el de los carrerinos, que desaprobaron directamente este tratado.



BATALLA DE QUECHEREGUAS
(8 DE ABRIL DE 1814)


En el fundo de Quechereguas- zona de viñedos- ubicado en la ribera sue del río Claro a unos 3 kms al noroeste del pueblo de Molina, tuvo lugar esta batalles de Cancha Rayada den marzo de 1814. Esta derrota produjo pánico en la capital, abierta ahora a la acción de los realistas, comandados por el Brigadier Gabino Gaínza. Muchas familias santiaguinas que habían manifestado abiertamente sus simpatías por la causa de la independencia de Chile abandonaron precipitadamente la capital y se refugiaron en el campo, en tanto que otras emigraban hacia Mendoza. Así las cosas, el día 3 de abril realistas y patriotas llegaron a orillas del río Maule. Los primeros lo atravesaron por el paso de Bobadilla; los segundos, por el de las Cruces o de Queri.

En el acto, O"Higgins que comandaba las fuerzas patriotas, se dirigió hacia el norte para interponerse entre los realistas y la capital y evitar el asalto a ésta. El 17 de abril llegaban los patriotas a las casas de la hacienda de Quechereguas y cumplían su objetivo de cortar el camino de Gaínza. La serena desición de O"Higgins, cumplida con inteligencia y discreción por sus hombres, salvó a la capital. El día 8 los españoles procuraron abrirse paso rompiendo las líneas del ejército de O"Higgins; cargaron varias veces con notable ímpetu, pero rechazados otras tantas, retornaron al sur en pos de Talca, donde se establecieron por el momento, en tanto que los patriotas se disponían a tomar de nuevo la ofensiva. Esta no se produjo debido a la firma del tratado de Lircay, que ocurrió pocos días más tarde.

Como dato curioso no está de más recordar que el entusiasmo en la capital fue tan grande que no sólo se celebraron oficios religiosos de agradecimiento al Altísimo, sino que se dio el nombre de Quechereguas al callejón de San Antonio (hoy calle de San Antonio). El nombre de Quechereguas para ese callejón, no prevaleció.


COMBATE DE LAS TRES ACEQUIAS
(16 DE AGOSTO DE 1814)


En la aldea de Tres Acequias, que se encuentra ubicada a escasa distancia al oeste del pueblo de Nos, hacia el sur de San Bernardo, ocurrió este combate en los días finales de la Patria Vieja. Desgraciadamente las rivalidades y disensiones entre O'Higgins y Carrera habían llegado a tal punto que una reconciliación ente ambos parecía casi imposible. Tan imposible que O'Higgins había desconocido el gobierno dictatorial impuesto por Carrera después de haber derribado mediante un golpe al Directos Francisco de la Lastra. No contento con ello O'Higgins, que hasta el momento del golpe se encontraba en Talca previniendo un posible ataque del jefe realista Gabino Gainza, marchó hacia Santiago con una débil fuerza dejando alrededor de 600 hombres y dos cañones, se enfrentó a las fuerzas de Carrera. Fue en ese momento cuando recibió la noticia del desembarco de Osorio. De inmediato renunció a seguir luchando contra Carrera y aceptó reconocer su gobierno.



DESASTRE DE RANCAGUA
(1 Y 2 DE OCTUBRE DE 1814)


Las fuerzas patriotas al mando de Bernardo O'Higgins y Juan José Carrera ocuparon la plaza de Rancagua en un esfuerzo destinado a detener el ejército español que, al mando del brigadier Mariano Osorio, marchaba desde el sur en pos de la capital. A solo dos leguas de la ciudad de Rancagua, en la hacienda de la Compañía, José Miguel Carrera permanecía con un destacamento de caballería a fin de acudir en ayuda del grueso del ejército en el momento que fuese necesario y solicitara sus auxilios. La plaza de Rancagua tiene sólo cuatro calles de acceso. En cada una de ellas, y a una cuadra de la plaza, se cavaron trincheras improvisadas en tanto que los tejados de las casas circundantes se convirtieron en el reducto de los fusileros patriotas, así como las torres de las iglesias Matriz y de La Merced.

Mil ochocientos hombres y diez cañones formaban el ejército de la patria. Osorio, que disponía de cinco mil hombres, los dividió en cuatro secciones que, de acuerdo con sus órdenes, debían atacar simultáneamente las cuatro calles de acceso a la plaza. El ataque efectuado por la calle San Francisco estuvo a cargo del batallón de Talavera, que poseía seis cañones y que comandaba el coronel Rafael Maroto; el de la calle Merced, por los batallones Chillán y Valdivia, bajo el mando del coronel Clemente Lantaño; el de acceso oriental a la plaza correspondió a los batallones de Chiloé al mando del coronel Manuel Montoya y el de acceso por el poniente a los batallones de
Concepción y de Castro a las órdenes del coronel José Rodríguez Ballesteros.

La defensa de cada trinchera estuvo a cargo de los siguientes destacamentos patriotas: la de la calle San Francisco, que sale de la plaza hacia el sur, fue defendida por el coronel Manuel Astorga con 200 infantes; la de la Merced, que se dirige hacia el norte, por el capitán Santiago Sánchez con 150 infantes; la calle del oriente, por el capitán Hilario Vial con 100 infantes y la del poniente, por el capitán Francisco Javier Molina con 150 infantes. Las primeras arremetidas de los realistas fueron contenidas por los patriotas en el curso de la mañana del 1º de octubre. Por la tarde se combatió de trinchera a trinchera, ya que los realistas habían cavado las suyas en las cuatro calles y a sólo una cuadra de distancia de las trincheras defendidas por las fuerzas patriotas. Cuando llegó la noche y puso fin a la contienda, los patriotas mantenían sus posiciones.

Al día siguiente, muy temprano, se reanudó el combate. Durante el curso de la noche habían obstruido el canal que daba a las acequias del pueblo, con lo que los sitiados en la plaza quedaban en muy difícil situación. Fue entonces cuando O'Higgins envió a Carrera el mensaje que decía: "Si viene municiones y cargas la tercera división, todo es hecho". Esa misma noche recibió respuesta de Carrera: "Municiones no pueden ir sino en la punta de las bayonetas. Mañana al amanecer hará sacrificios esta decisión. Chile para salvarse necesita un momento de resolución". Confiados en el auxilio, los patriotas sitiados reanudaron con verdadero ardor, la lucha en la mañana del día 2. Los españoles en tanto, incendiaban las casas vecinas a la plaza y cañoneaban a los sitiados.

Carrera hacia el mediodía, se acercó a la Cañada de Rancagua, pero al cerciorarse de la difícil situación de los patriotas, hizo retroceder sus fuerzas. Las municiones almacenadas en la plaza, en tanto, explotaban con el calor de los incendios mientras el cañoneo de los españoles no cesaba.

El alejamiento de Carrera del teatro de operaciones-que han debatido los historiadores chilenos hasta hoy día sin llegar a un acuerdo claro - lo justificó mas tarde el propio caudillo diciendo que en esos momentos los fuegos habían cesado completamente y las campanas echadas al vuelo, lo que lo indujeron a creer que O'Higgins había capitulado. A las tres de la tarde, como la situación se hiciera insostenible, O'Higgins resolvió abrirse paso a golpe de sable por sobre escombros u cadáveres. Ordenó a sus hombres montar a caballo, saltar sobre las defensas enemigas y alcanzar la Cañada, que conducía hacia la capital. De esta manera pudieron salvarse unos trescientos hombres, entre ellos Juan José Carrera y el capitán de dragones Ramón Freire. Los realistas ingresaron a la plaza y llevados por su furor, asesinaron a los heridos y hasta arremetieron contra la población civil de Rancagua. El Desastre o Sitio de Rancagua pone fin al periodo de la Patria Vieja.

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